sábado, 17 de enero de 2015

4. ¿Gracias, Finlandia?






  El modelo educativo español está desde hace algunos años inmerso en un proceso de continuo debate, así como situado en el epicentro de un debate político y social, acerca de las mejoras que debe haber, acerca de la eficacia de los continuos cambios, sobre todo en la normativa legislativa que afectan en buena parte al modelo educativo, y acerca, y tal vez el aspecto más relevante, en cómo reducir el tanto por ciento elevado de fracaso escolar.

  No ayuda en este proceso de debate en el que tanto comunidad educativa como sociedad en general están inmersos que en cada cambio de gobierno se produzca una reforma educativa, con lo que eso conlleva: cambios (muchos de ellos de carácter ideológico), inquietud entre los docentes y los centros educativos, entre otras cuestiones. Y es la inseguridad normativa del sistema evidente se refleja en que ya se han sancionado cinco leyes educativas (incluyendo la actual que está en proceso de aplicación: la LOMCE) en los años que llevamos de democracia.

   Ante determinados datos e informes publicados (véase el conocido Informe PISA) siempre se ven como buenos otros sistemas educativos, o mejor apuntar, otros modelos educativos, sobre los cuales fijarse para mejorar o para reforzar aquellas cuestiones susceptibles de mejora. Dos pinceladas al respecto:

  Para acceder a las programas de desarrollo del docente, es decir, para acceder a la formación que derivará después en el ejercicio de la docencia se observan diferencias sustanciales entre España y otros países, ya de Europa, ya de otros puntos de la geografía mundial. Y esto mismo, el acceso a esta formación, así como la formación en sí, se reflejan después tanto en los índices de fracaso escolar como en la percepción que se tiene de los docentes por parte de la sociedad en general, amén de la idoneidad de ciertos profesores en su ejercicio educativo.

  La comunidad educativa es quien debe participar de manera profunda en los cambios que pueda necesitar la escuela. Son ellos, y no la clase política, quienes conocen de primera mano las necesidades tanto de los estudiantes como de los alumnos, así como tienen en cuenta en sus respectivas propuestas pedagógicas los cambios que se van produciendo en todos los ámbitos de la sociedad y que después se reflejan en el centro educativo de distintas maneras.


  No es mi intención desglosar los aspectos positivos y los aspectos a mejorar del sistema educativo español en la entrada de hoy, sino acercar, compartir un libro que puede ayudar a entender otro sistema educativo y en cuya obra se refleja qué aspectos pueden adaptarse a España atendiendo las necesidades de alumnos, docentes, especialmente.

  Cuando se habla de otros sistemas educativos, cuando se mira hacia otros modelos con la intención de mejorar, de profundizar en ciertas cuestiones que pueden trasladarse o adaptarse, la opción de Finlandia como modelo a seguir es la primera que surge. De hecho, mucho se ha publicado al respecto y muchos reportajes se han emitido o realizado en los diferentes medios de comunicación en los últimos años.

  Xavier Melgarejo, docente español que es miembro del Consejo Escolar de Cataluña y consejero del Instituto Superior de Evaluación del Sistema Educativo de Cataluña, entre otras responsabilidades, es considerado el mayor experto del sistema educativo finlandés. Recientemente, ha publicado un libro, Gracias, Finlandia, en el que recoge (de manera entendible, amena para aquella persona que no esté familiarizada con cuestiones de índole educativa) los aspectos esenciales, relevantes de este sistema educativo que tanto contenido informativo está dando.

Autor: Xavier Melgarejo
Título: Gracias, Finlandia
Año de publicación: 2013
Plataforma Editorial
ISBN: 978-84-15880-40-0


Es este un libro realmente interesante en el que toda aquella persona vinculada al mundo de la educación, e inclusive aquella que no, puede acercarse al sistema educativo finlandés y ver cuál fue el  detonante, el origen del cambio de modelo en este país, y las particularidades de un sistema considerado eficiente, de éxito, amén de exigente (y es que para ejercer la docencia se lleva a cabo un exigente proceso de selección, un filtro que se inicia en el mismo momento que se desea acceder a la licenciatura de magisterio). Libro, por tanto, totalmente recomendable y a tener en cuenta.

Es evidente que no todo el sistema educativo finlandés es trasladable al modelo educativo español, pero sí ciertas cuestiones que ayudarían a mejorar la calidad educativa: participación activa de la comunidad educativa en el proceso de revisión del sistema educativo, un docente con un perfil marcado sobre todo por la vocación y con habilidades comunicativas que sepan transmitir, etc.

Para concluir me gustaría citar dos párrafos significativos de este libro de Xavier Melgarejo. No solo por su claridad sino también porque son aspectos, a mi entender, que ayudan a comprender la concepción de la Administración correspondiente sobre el modelo educativo a seguir y alguna cuestión totalmente adaptable a nuestro modelo actual.


"...El sistema educativo de Finlandia tiene su origen en el planteamiento de dos objetivos estratégicos fundamentales por parte de los diferentes gobiernos del país escandinavo. El primero de ellos fue potenciar el conocimiento y el dominio de sus lenguas nacionales (finés y sueco) y la educación como elemento de cohesión social interna y de identidad, y como defensa ante las amenazas externas, principalmente la Unión Soviética hasta 1992 y posteriormente el actual contexto de una sociedad globalizada. El segundo objetivo pretendía conseguir que Finlandia liderase la sociedad del conocimiento sin renunciar a su Estado del bienestar, potenciando para ello dos valores centrales: la equidad y la calidad."

[...] (pág 75)


"La importancia que dan los finlandeses a la familia y la importancia que da al conjunto de la sociedad a un valor tan significativo como la responsabilidad sobre la propia vida, que se proyecta en una honda significación en lo personal, familiar y social, ha permitido que la estructura de la familia finlandesa haya evolucionado hacia modelos postpatriarcales, que han  superado el esquema de la familia nuclear para permitir la convivencia de unidades familiares de características muy diferentes [...]. El elemento esencial en esta diversidad es que el Estado protege al mismo nivel todos los tipos familiares porque el objeto de protección esencial es la mujer y los hijos, sin importar el modelo en el que se inscriben, de manera que las ayudas estatales garantizan la igualdad de oportunidades para los eslabones más débiles y que necesitan una mayor protección por parte de los poderes públicos."

[...] (pág 98)




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